A estas alturas del año puede que ya te hayas zapado la tableta de turrón. Agobiada porque no tienes armario suficiente para la cena de empresa, la de Nochebuena, la de Navidad,  la de las amigas del cole, la de los compañeros de Erasmus, la de fin de año, la de Reyes.

Empachada de tanto anuncio de colonia versus juguetes. Sin un clavel por que te has fundido la tarjeta en todos los regalos inimaginables. Con la agenda que echa humo de tantas citas, reuniones, y compromisos por cumplir. Sin un minuto libre para disfrutar del espíritu de la Navidad que tan bien nos han vendido para que no nos perdamos por el camino. No quería decirlo, pero ahí va. No odio la Navidad. Me resulta indiferente como la Semana Santa, el Ramadán o El puente de la Inmaculada. Cuando consigues escapar de toda la parafernalia en la que se ha convertido ya no quieres regresar al estado en el que te encuentras ahora: el de que te gusta la Navidad. Con sus días llenos de villancicos y sus noches, de excesos maratonianos.

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Para llegar a este estado, primero tendrás que huir de ella. Puedes salir corriendo a cualquier país musulmán o asiático, a la idílica Zanzíbar o al desierto rojo de Jordania. Viajar es una forma de escapar. Desde luego, si tuviese que elegir, no dudaría ni por un momento en irme a algún sitio del tipo una Cabaña en medio del monte. Tampoco estaría nada mal, un viaje a Jerusalén para llenarte de espiritualidad. Lástima que no te librarás de las luces navideñas.

Acebal de Garagüeta

Acebal de Garagüeta

 

Algo más accesible, y para que veas que no odio la Navidad, es disfrutar de un recorrido por el mayor bosque de acebos de la península y Europa meridional. Emblema donde los haya de estas fechas.

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Hay otras formas de lograr tus objetivos sin dejarte un pastón por el camino. La primera y que debes cumplir a raja tabla es no encender la televisión desde primeros de diciembre (si todavía no has conseguido dejar de consumirla durante todo el año).

 

 

huir navidad 2

Te evitarás todos los anuncios habidos y por haber relacionados con el tema navideño y después cuando salgas a la calle te resultará muy sencillo abstraerte del resto de publicidad que encontrarás por el camino.  Por supuesto, nada de decoración navideña en el hogar familiar. Se te hará más llevadero las luces y adornos varios que engalanan las calles de tu ciudad. Navidad, Año Nuevo y Reyes son otro día más. Haz los mismos planes que harías para cualquier otra jornada festiva. Eso incluye no transigir con las invitaciones para comidas-cenas familiares. Ni se te ocurra aceptar o comprar regalos en Reyes, para el amigo invisible o de Papa Noel. No entra dentro de los planes si quieres huir de la Navidad.

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