

Francia, en palabras de Napoleón, es un país demasiado bello para estar alejado de él mucho tiempo. Nosotros lo tenemos al lado y no nos cansamos de viajar por Francia. Para empezar, está París ciudad que hay que se podría visitar, por lo menos, una vez al año. Siempre hay algo nuevo en su inabarcable oferta cultural y vida nocturna. Después están sus boutiques de moda, los paseos a lo largo del Sena y monumentos tan emblemáticos como el Arco del Triunfo, La Catedral de Nôtre Dame, la Torre Eiffel o el Louvre.
Para no caer en el error de centralizarlo todo hay que viajar por Francia y todas sus regiones. Bretaña con su costa rosa, sus pueblos de cuento de hadas y la magia de las mareas. Normandía y sus playas del día D y el Mont St. Michel. Carcassone con sus callejuelas y edificios medievales. El valle del Loira y su ruta de castillos. Los azules imposibles de las playas Costa Azul, pasando por los interminables bosques de los Pirineos franceses o los mismísimos Alpes.