Empecé a practicar vintage colándome en el armario de mis padres y recuperando, indistintamente, prendas que ya no usaban. No sabía, ni si quiera, que existía un termino para definirlo. Lejos de pasárseme, cada día encuentro demasiado vulgar vestirme de otra forma. El componente de reciclaje aporta el punto para terminar de seducirme. La rebosante oferta actual tampoco ayuda mucho.  Desde el fervor inicial de mi primera ruta de tiendas vintage por Madrid esto no ha parado de crecer y crecer. Tanto es así que ahora la excusa de viajar fuera ya no es necesaria.

En Vivintange siempre encuentro la prenda especial que estoy buscando. Vestidos que me recuerdan, totalmente, a los que usaba mi madre, faldas plisadas (mi debilidad) o prendas customizadas. ¡Y, lo que es mejor, a un precio inmejorable!

 

 

 

 

Vivintage

Vivintange 2

 

 

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