Una de mis partes favoritas de los viajes es buscar alojamiento. Esa sensación de felicidad que te recorre cuando después de ver muchas opciones encuentras ese, el que precisamente estabas buscando. Y, por mucho que sigas buscando o vuelvas atrás en las pestañas, que tienes abiertas en internet, ya no te llena igual que EL ELEGIDO.

Después de reservar, un par de días después, siempre me asaltan las dudas de si, a lo mejor el otro que tenía… Pero, acaban desapareciendo cuando, después de hacer el chek in, entras con sumo cuidado a tu habitación y empiezas a chafardear, con la ilusión de un niño, todo lo que te está esperando.

Alojamiento en un entorno privilegiado

Habitación

Habitación

Hace casi ocho años desde que me alojé en La Casa de la Sal. Todavía recuerdo como en cada planta descubría detalles, que te hacen soltar un ¡oooh! a cada rato más grande. Costumbre bastante habitual entre los huéspedes. Echar un vistazo al entorno de Candelario desde cualquier estancia de la casa  también te deja sin aliento.

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La Casa de la Sal equilibrio perfecto

Casa de la Sal, alojamiento rural en Candelario

patio de la casa de la sal

La decoración perfectamente estudiada es una de las razones que la hacen merecedora a  los premios a “la personificación del buen gusto”. El estilo, cuidado en todas las zonas de la casa. Y, ese patio de acceso del que no quieres irte, aunque sea, a cambio de recorrer esas calles de Candelario, magníficamente empedradas, en las que escuchas el rumor del agua de sus regaderas.

 

Restaurante la casa de la sal

 

¿Tu parte preferida de los viajes también es buscar alojamiento? ¿ Eres capaz de cambiar un destino porque has sentido un flechazo con un establecimiento? Cuenta, cuenta…

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