París está sobrado de lo grande, lo obvio, lo que
se puede ver a primera vista. Si tu capacidad de
fijarse en las pequeñeces está intacta, acércate
al mítico barrio de Saint Germain, en el distrito
VI, y de todos los artistas que han contribuido a
su fama, déjate cautivar por el pabellón de Natalie Barney.

Su salón literario de la calle Jacob, 20 en el París de principios de siglo XX congregaba entre sus visitantes habituales a la crème de la crème literaria del momento desde James Joyce, Jean Cocteau y Thornton Wilder a Paul Poiret, Isadora Duncan y Collete. Aunque como en toda reunión que se precie, al final, por lo que se le recordaba era por sus “presentaciones, conversación, té, excelentes bocadillos de pepinillo, pastelitos divinos… y, finalmente, el resultado: una nueva cita entre mujeres que se habían gustado o que deseaban volver a verse” según Janete Flanner, cronista norteamericana del París de entre guerras.
Sofi ha disfrutado de este recorrido tan romántico en la ciudad romántica por excelencia.

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